La normativa establece el espacio mínimo por vaca en el establo, y estos requisitos varían según la raza. Para las Jersey, el requisito es de 6,6 metros cuadrados, donde producen una media de 124,5 kilogramos de grasa y proteína por metro cuadrado al año. Las Holstein, según la normativa, deben tener al menos 8 metros cuadrados de espacio en el establo, donde producen 111,6 kilogramos de sólidos. La diferencia corresponde a que las vacas Jersey producen un 11,6 % más por metro cuadrado. Esta eficiencia hace que las vacas Jersey sean especialmente atractivas para los ganaderos que buscan maximizar la producción en un espacio limitado.
«Esto demuestra que las vacas pequeñas no producen menos leche», afirma Peter Larson.
Las vacas más pequeñas duran más
Los recientes análisis de los datos de los rebaños arrojan nueva luz sobre la relación entre el tamaño de las vacas y la productividad a largo plazo. Los nuevos datos de las cámaras del Sistema de Ingesta de Alimento para Ganado (CFIT) en varios rebaños indican que las vacas más grandes destacan principalmente en su primera lactancia. En la segunda lactancia, el rendimiento se equilibra, y las vacas grandes y pequeñas producen rendimientos similares. En la tercera y cuarta lactancia, las vacas más pequeñas superan a sus homólogas más grandes.
«Las vacas grandes simplemente utilizan más energía para su mantenimiento. Las vacas de mayor porte son buenas para empezar porque están más preparadas para producir leche en relación a vacas más pequeñas, pero podemos ver que no siguen siendo las más eficientes», explicó Peter Larson.
Los resultados son preliminares, pero cuestionan la percepción de que las vacas grandes siempre equivalen a un alto rendimiento.
La Jersey también se adapta bien a los objetivos de la producción lechera moderna. Las vacas pequeñas ocupan menos espacio, comen menos pienso y producen más leche por kilo de materia seca que otras razas.
«La vaca Jersey encaja bien en la agenda actual, en la que un menor consumo de pienso y espacio es una parte importante de la solución. Pero también queremos ser algo más que la raza clásica de los viejos establos», afirma Peter Larson.
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El sistema de ingesta de alimento para ganado (CFIT) es un sistema de última generación en el que cámaras 3D supervisan y miden la ingesta de alimento de las vacas de rebaños comerciales a lo largo de su vida, sin alterar las rutinas diarias ni el comportamiento natural de las vacas.
CFIT utiliza cámaras 3D e inteligencia artificial para identificar a las vacas, estimar su peso y cuantificar cuánto comen.
Cada vaca se identifica a partir de imágenes de su lomo, utilizando el aprendizaje profundo con inteligencia artificial. Las cámaras registran el patrón distintivo de colores y la forma del cuerpo de la vaca.
Para cuantificar la cantidad de alimento que consume cada vaca durante un día, las cámaras toman fotografías de la superficie del alimento. Una fotografía antes de que la vaca se acerque a la mesa de alimentación para comer y otra después de que se aleje.
Al restar las dos imágenes, podemos cuantificar la cantidad de pienso que consume la vaca en cada comida, las 24 horas del día, los 7 días de la semana, durante todo el año.
Los datos CFIT se utilizan para calcular el índice de pienso ahorrado. Con el índice de pienso ahorrado, puede criar vacas más eficientes en cuanto al consumo de pienso y respetuosas con el clima, sin comprometer el rendimiento de sus vacas en cuanto a producción, salud y reproducción.